Plan Hídrico Sonora: Tapar fugas con discursos y tirar 7,500 millones por la tubería rota

r4
r4
5 Min Read

Columna Olor A Dinero

Feliciano J. Espriella

Plan Hídrico Sonora: Tapar fugas con discursos y tirar 7,500 millones por la tubería rota

Lunes 1 de diciembre de 2025

Mientras Sonora pierde el 51 % del agua por fugas, el gobierno estatal y federal anuncian un megaproyecto de 7,500 millones de pesos: una presa para alimentar un sistema que está roto. No es política hidráulica: es ingeniería electoral.

En Sonora no escasea el agua: escasea la lógica. Mientras los técnicos advierten —con números, datos y tubería en mano— que el 51 % del agua se pierde antes de llegar a hogares, campos o industrias, el gobierno estatal, con entusiasmo hidráulico digno de campaña, se lanza a construir nuevas presas. Porque claro, si tienes un sistema que tira la mitad de lo que recibe, lo sensato no es repararlo, sino meterle más. Como quien tiene un carro con el tanque picado y, en lugar de arreglarlo, opta por llenarlo con gasolina premium y tomarse una foto.

Ese es el espíritu del Plan Hídrico Sonora 2023-2053: resolver un problema de conducción con discursos, conferencias y 7,500 millones de pesos federales. El gobernador Alfonso Durazo lo vende como la modernización hídrica del siglo; los técnicos lo describen como una fuga monumental de lógica y presupuesto. El Ing. José Luis Jardines, en una reciente mesa del Kiosco Mayor, lo resumió así: “El problema no es la falta de agua, es la conducción. El sistema está roto, pero nadie quiere hablar de fugas. Es como llenar un tinaco fracturado con pipas de agua bendita y esperar que no chorree.”

Los cambios de objetivo del proyecto son dignos de un thriller político-hidráulico. Primero, el plan servía para fraccionar terrenos de la presa. Luego, para solucionar el problema de Hermosillo. Después, para beneficiar a toda la cuenca. Al final, descartaron acueductos, estudios técnicos y hasta el sentido común… y quedaron únicamente con una presa. No se sabe a quién va a servir, cómo va a operar, ni a dónde se conectará. Pero eso sí: ya tiene nombre, presupuesto, ceremonia inaugural en camino… y probablemente placa conmemorativa.

Los críticos —esos que no entienden la poesía del concreto— han pedido una mesa técnica para que los promotores del proyecto expliquen los números. La respuesta oficial ha sido impecable: “Estamos trabajando”, “estamos estudiando” y la clásica “el proyecto está en construcción”. Pero estudios reales, mesas públicas o manifestaciones de impacto ambiental completas… nada. Ni siquiera aparece si el proyecto consideró como alternativa reparar las fugas. Sí, esas mismas que se llevan la mitad del recurso hídrico del estado. Parece que arreglar tuberías no genera votos ni adjudicaciones deslumbrantes.

Y lo más curioso: Conagua, que debería ser la guardiana de la racionalidad técnica, ha decidido mirar hacia otro lado, incluso cuando el proceso podría estar violando sus propias reglas. Si la realidad estorba, se reclasifica. Si los números molestan, se posponen. Si los agricultores protestan, se les acusa de no entender la “visión hidráulica del siglo XXI”.

El Plan Hídrico Sonora no es un proyecto para asegurar el agua, sino para asegurar recursos. No resuelve las fugas, las perpetúa. No garantiza abasto, garantiza gasto. No busca agua, busca presupuesto. Porque mientras el sistema siga roto, siempre habrá pretexto para construir otra presa, otro “megaproyecto” y otro discurso sobre la modernidad hídrica.

El verdadero proyecto, ese que nadie presume, se llama Reparación de Tuberías, y cuesta mucho menos de 7,500 millones. Pero desgraciadamente no da para conferencias de prensa, no inaugura obras monumentales ni deja placas. Solo brinda agua.

Y esa, parece, ya no interesar.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

Share This Article
Leave a comment