Columna Archivo Confidencial
Armando Vásquez Alegría
César Yáñez 2.0
Jueves 27 de noviembre de 2025
LO PRIMERO QUE SUPUSE cuando se sentó a la mesa de negociaciones el 24, 25 y 26 de noviembre fue que se llegaría a un acuerdo con campesinos y transportistas pues César Yáñez Centeno, subsecretario de Desarrollo Democrático y Asuntos Religiosos es un operador nato, el cuarto bat de los negociadores de López Obrador, el hombre que le resolvió lo imposible durante un cuarto de siglo.
Pero cuando vi que el subsecretario de Gobierno, Sergio Tonatiuh Ramírez se levantó furioso y dio por terminada la reunión, y que César se quedó callado, con cara de “yo aquí solo vengo a tomar nota”, entendí todo: le habían mandado al matadero sin cuchillo.
Para cuando Rosa Icela Rodríguez salió a decir que detrás de los bloqueos estaban el PRI, PAN y PRD, y a amenazar con carpetas de investigación que ella misma sabe que ya prescribieron, la negociación se fue al carajo. Y ahí seguimos: cuarto día de bloqueos y contando.
Entonces comprendí la escena: ahí estaba César Yáñez, el operador más temido y respetado de la 4T, sentado en esa mesa sin rango, sin presupuesto discrecional y sin facultades para cerrar nada. Ha de haber sentido feo. Se le vio disminuido y avejentado en la foto, sin la vitamina P que todo lo puede. Pena ajena.
Y sin embargo, es exactamente el hombre que Claudia Sheinbaum necesita si quiere arreglar todos aquellos entuertos que giran a su alrededor que desgastan su imagen y la ensucian políticamente.
Este personaje es de los poquitos que ha dormido en “La Chingada” sin avisar, hay fotos de él en la finca en short y con guaraches, con Beatriz y con los nietos, que le dice “Andrés” al expresidente sin que nadie se inmute por su amistad de más de 25 años que lo hace parte de la familia imperial.
Conoce los secretos de los tres hijos de López Obrador mejor que sus propias esposas, que tapó la boda fifí del 2018 y que puede hacer que Andy López Beltrán baje el celular y se siente en dos minutos. Esa cercanía lo pone por encima de cualquier otro operador, incluido Adán Augusto o Marcelo.
Desde la boda de José Ramón en 2019, los contratos de Amílcar Olán, los negocios de Bobby en Houston y, sobre todo, las locuras de Andy en redes y en la vida nocturna, Yáñez no solo los conoce: los ha tapado o administrado en silencio durante años. Andy sabe perfectamente que, si se pasa de lanza, César puede hacer una sola llamada a Palenque y se acaba la fiesta.
Ya lo demostró en la práctica. Cuando Andy empezó a hacer ruido en redes en 2024-2025 con sus “defensas” de la 4T que terminaban en pleito (o cuando se filtraron audios de él hablando de negocios), fue Yáñez quien lo llamó, sentó y le dijo: “baja el perfil o te bajas tú solo”. Y Andy obedeció. No hay nadie más en el gobierno que pueda hacer eso sin que se arme un escándalo familiar. Y los tres se van a quedar muy calladitos porque saben que tiene la llave de todos los archiveros.
Es el único que conoce a todos, que puede sentar a Monreal, Noroña, al mismo Jesús Ramírez y sus juegos macabros en comunicación, a alcaldes, diputados, senadores y gobernadores rebeldes sin romper la vajilla, incluso, ha actuado como intermediario con conocidos opositores internos y externos.
De bajo perfil, sería el Córdova Montoya de Salinas, Bartlett / López Portillo, Gamboa / Miguel de la Madrid, Liévano / Zedillo o Luis Téllez o Gerardo Esquivel en roles similares después. Y sin aspiraciones electorales como sus antecesores.
Desde ese tercer nivel Yáñez fue quien sirvió como “pegamento” en la reunión del 21 de noviembre con el gobernador de Michoacán Alfredo Ramírez Bedolla y transportistas para el Metrobús de Morelia alineando las agendas locales sin que Sheinbaum se ensuciara las manos.
Fue quien actuó en la mediación de enero pasado entre el gobernador de Nuevo León, Samuel García y el alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza —un pleito que podía escalar a nivel nacional—, donde actuó como “conciliador” discreto lo que envío el mensaje: “Aquí sigue el equipo de AMLO, no se desmadren”.
Históricamente en México ese lugar sucio, gris y efectivo lo han ocupado hombres porque el sistema así lo diseñó. No es demérito de las mujeres que hoy están en el gabinete; es que a ninguna le han dado nunca el poder pleno ni la licencia para usarlo.
Ni Lázaro Cárdenas Batel (su jefe de oficina y demasiado prestigiado para ensuciarse), ni Luisa María Alcalde Luján (rebasada en el partido), ni Rosa Icela Rodríguez (que prefiere la amenaza pública al acuerdo en lo oscurito) pueden hacer ese trabajo que requiere además la simbiosis de representar tanto a Sheinbaum como a AMLO. César Yáñez 2.0 cumple con ambas características.
Si Claudia Sheinbaum lo nombra Coordinador General de Política Interior o le amplía la Oficina de la Presidencia con rango de secretario y presupuesto propio, en 48 horas todo mundo en Morena, en el Congreso y en los estados sabrá que “si César dice que no, es no; y si César dice que sí, se hace”.
Y lo mejor: nadie va a necesitar que AMLO diga ni media palabra. Todos van a pensar que fue idea suya de todos modos. Chanfle perfecto. Con este nombramiento Sheinbaum se quitaría los temas que le queman en la mañanera, limpiaría su imagen, subiría en las encuestas y ampliaría el ancho de banda para gobernar.
La paradoja: el día que Claudia le dé el título y el derecho a usar el poder, Morena y sus tripulantes dejarán de parecer un barco a la deriva. Si no lo hace en el cortísimo plazo, seguirá gobernando con su mejor operador sentado… en la mesa de los niños y el ruido seguirá creciendo ampliando la posibilidad de que su partido llegue al 2027 desgajado en tres o cuatro pedazos.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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