Columna La Tijera
Sergio Valle Padrés
Qué feo que no se hablen
Jueves 23 de octubre de 2025
Que el gobernador le haya volteado la cara al alcalde de Hermosillo genera un incesante morbo entre el círculo rojo.
Ese pequeño demográfico al que pertenecemos los periodistas que gustamos de observar esos chismes, los políticos y uno que otro miembro del sector empresarial, ni siquiera todos.
La inmensa mayoría de la población está inmersa en resolver su día y en esos trajines no caben estos temas.
Pero en los nuestros sí, de modo que ahí les voy.
En serio que parecemos nuevos, sorprendiéndonos por escenas como esa cuando a lo largo de la historia las podemos contar por docenas.
Están documentados incluso muchos actos de hipocresía de actores políticos que frente a cámaras aparecen sonrientes y saludadores con sus adversarios, pero apenas se voltean y dan la puñalada certera.
Recordemos para entretenernos algunos de los más recientes tan solo en la historia política de Sonora.
Muchos recuerdan los desencuentros entre Manlio Fabio Beltrones y Guatimoc Iberry siendo el primero gobernador y el segundo alcalde de Hermosillo. Del mismo partido ambos.
Y miren que hasta se tomaron una foto lustrándose los zapatos, aunque ello no evitó los embates del entonces poderoso gobernador de Sonora.
A Iberri le siguió Gastón González Guerra, un alcalde más dócil frente a la autoridad de Manlio, tanto que dicen que el verdadero autor de la idea del reloj gigante que nunca funcionó, en realidad fue de Beltrones, quien recomendó a un amigo suyo que los vendía.
El reloj está aún en una cuchilla sobre el boulevard Rodríguez a un costado del café Starbucks.
Pero ese es otro mitote.
O el tango que le armó el panista Francisco Búrquez Valenzuela cuando siendo alcalde de Hermosillo le echó a perder al gobernador priista Armando López Nogales su proyecto de una desaladora para resolver el desabasto de agua en la capital del estado.
Que por cierto miren donde estamos, batallando como hace 25 años por el agua en la ciudad. En fin.
No fue menor el coraje que pasó Eduardo Bours cuando Ernesto Gándara se le levantó en armas para pelearle la candidatura a la gubernatura, la que finalmente perdió y optó por regresar a la alcaldía de la que había solicitado licencia.
Eso enojó aún más al cajemense, porque ya se hacía controlando la capital del estado a través de quien era alcalde interino, el empresario constructor Raymundo García de León. Pero no se le hizo.
Por cierto, a García de León se le debe la ampliación de operaciones de la planta Ford en Hermosillo, que gestionó durante el sexenio 1997-2003.
Mire, hasta Alejandro López Caballero se le puso al brinco a Guillermo Padrés.
Primero, porque no lo dejaron competir por la candidatura al gobierno, que ya estaba comprometida para Javier Gándara.
Y después porque el candidato del PAN a la alcaldía, Damián Zepeda, no era de sus enteras simpatías. Y fue cuando ganó El Maloro, ¿Se acuerdan?
Es más, ya que cito a Manuel Ignacio Acosta, ahí la crisis vino después de su salida, cuando la entonces gobernadora Claudia Pavlovich, hoy flamante embajadora plenipotenciaria lo dejó morir solo en el escándalo de las luminarias cuyo contrato terminó cancelando la morenista Célida López Cárdenas.
Imagínense ustedes a El Maloro, apersonándose frente a Claudia con un maletín lleno de papeles y evidencias.
Pues hay otros que no se lo imaginaron, sino que lo atestiguaron.
El asunto llegó hasta el Congreso del Estado, en donde se solicitó juicio político contra Acosta, pero nunca avanzó el tema, curiosamente porque faltaron los votos de MORENA.
Él tendrá su versión de la historia y ya veremos si está dispuesto a contarla.
Entonces, ¿Por qué andamos tan sorprendidos que Alfonso Durazo le haya volteado la cara a Antonio Astiazarán durante un evento?
Lo que debe preocuparnos es que si en realidad hay diferencias fuertes entre nuestros gobernantes, eso no se refleje en una falta de coordinación que acabe afectando a los ciudadanos.
En todo caso, los tiempos que vivimos podrían empujarlos a tomar posturas claras en defensa de sus muy particulares y diferentes intereses.
Mientras sean adversarios y no enemigos, el asunto no pasará a mayores.
Igual y sirvió el momento para recordar que no es la primera ni la última vez que suceden esas cosas.
Igual y luego aparecen de nuevo sonrientes y saludadores.
Es la política.https://www.sergiovalle.mx/que-feo-que-no-se-hablen/