Deuda: parámetro poco entendido pero muy manoseado

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Columna Olor A Dinero

Feliciano J. Espriella

Deuda: parámetro poco entendido pero muy manoseado

Viernes 24 de octubre de 2025

Los críticos de la 4T hablan de deuda pública como si fueran economistas de Harvard, pero desconocen su contexto, proporción y destino. La ignorancia, no las finanzas, es el verdadero déficit del país.

En mi entrega anterior me referí a la ignorancia y maledicencia con que políticos opositores al régimen y comentócratas abordan asuntos de los que no tienen la menor idea de qué se trata, criticándolos como si fueran expertos en ello.

El tema de esta entrega es uno de ellos. La inmensa mayoría de quienes desde hace siete años se sienten verdaderas “chuchas cuereras” en macroeconomía, critican —como si acabaran de graduarse de un doctorado en Harvard— cada vez que conocen de algún endeudamiento adicional del gobierno federal. Hablan con desparpajo de cifras, tasas y riesgos que no entienden, cuando en toda su historia personal y experiencia periodística jamás se habían ocupado del tema ni mostraron el menor interés por la deuda pública nacional.

Hoy repiten que la 4T endeudó al país “como nunca”, afirmando que López Obrador nos cargó con siete billones de pesos de nueva deuda, cifra que ni siquiera es precisa: el aumento real fue de 6.5 billones, lo que representa un crecimiento del 61% respecto a la deuda heredada. Pero ese detalle no lo mencionan, porque no saben, o no quieren saber, que Enrique Peña Nieto incrementó la deuda en 5.73 billones, equivalentes a un 112% de aumento respecto a lo recibido.

Y lo más grave: Peña Nieto no dejó una sola obra de infraestructura de gran impacto que justificara semejante endeudamiento. En cambio, con un incremento proporcionalmente menor, López Obrador construyó el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el de Tulum, además de cientos de obras locales y regionales que impulsan la economía y el turismo.

Pero si nos remontamos un poco más, encontraremos que Felipe Calderón aumentó la deuda en 3.4 billones, el equivalente a un 200% de incremento sobre la que heredó. Y las obras que se le recuerdan son la “Estela de Luz”, mejor conocida como la suavicrema o monumento a la corrupción, y la barda de la refinería de Hidalgo, que nunca se construyó, pero costó una fortuna. Calderón, además, gozó de un contexto de precios del petróleo históricamente altos: dinero extra con el que pudo reducir sustancialmente la deuda nacional… pero no lo hizo y la incrementó

El problema de fondo es que la mayoría de los opinólogos ni siquiera sabe qué es la deuda pública. Es un parámetro, un término técnico que pocos comprenden en su complejidad y su interrelación con las finanzas nacionales. Sin embargo, todos opinan.

Deuda no significa ruina. Endeudarse no es malo per se. Lo que importa es el destino del endeudamiento y la capacidad del país para pagarlo sin comprometer su desarrollo.

Veamos los dos componentes esenciales:

1. El destino de la deuda.

A) Si se destina a obras que generan impacto económico o bienestar social: BUENO.

B) Si se usa para proyectos de ornato o imagen: MALO.

C) Si se aplica para cubrir déficit del gasto corriente: FATAL.

2. La capacidad de endeudamiento.

Ésta se determina por su relación con el PIB y la fortaleza económica del país. Entre las principales economías del mundo, la proporción deuda/PIB es:

Japón: 252%; Estados Unidos: 123%; China: 98%; Inglaterra: 97%; Brasil: 77%.

En cambio Argentina -que está a un paso de reventar- su deuda representa el 90% de su PIB.

País al que, por cierto, Donald Trump y Estados Unidos, con dos nuevos préstamos por 40 mil millones de dólares, terminarán de empujar al precipicio financiero.

México, en cambio, tiene una relación deuda/PIB de apenas 52%, lo que nos ubica entre los países con mayor responsabilidad fiscal del mundo, lo cual han reconocido y elogiado organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

En resumen: criticar la deuda mexicana sin entender su contexto es como juzgar una cirugía sin haber pisado un hospital. Los autoproclamados “expertos” que hoy gritan “¡Nos están endeudando!” no leyeron ni las cuentas públicas de los gobiernos que veneraban. Y esa ignorancia -tan ruidosa como rentable para ellos- es el verdadero déficit del país.

Me despido con un comercial: sintonicen a las 6:10 AM, “La Caliente” 90.7 FM., el colega y amigo José Ángel Partida me abre un espacio en su noticiero en el que comentaremos con más detalle esta columna. ¡No se lo pierdan!

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

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