Columna Olor A Dinero
Feliciano J. Espriella
Hace un año…
Miércoles 1 de octubre de 2025
Y como cantaba Tony Aguilar: “…que se cumple en este día”. Hace apenas doce meses, Claudia Sheinbaum Pardo asumía la Presidencia de la República en medio de expectativas encontradas: por un lado, la esperanza de continuidad del proyecto político iniciado en 2018; por el otro, el escepticismo de quienes vaticinaban un sexenio corto en resultados y largo en turbulencias. Un año después, las cuentas —aún preliminares— son, en más de un sentido, sorprendentes.
Economía contra pronósticos sombríos
La primera prueba de fuego vino por la vía de la economía. Con un entorno internacional marcado por conflictos bélicos, tensiones comerciales y volatilidad financiera, el panorama pintaba más para la recesión que para la estabilidad. Los agoreros pronosticaban caídas abruptas del PIB, una depreciación sostenida del peso y un repunte inflacionario que mermaría el bolsillo de millones de mexicanos. No ocurrió.
La economía nacional no solo evitó el derrumbe: creció. El peso mexicano, lejos de hundirse, se apreció en los mercados internacionales, convirtiéndose en referente de confianza para inversionistas que, contra viento y marea, apostaron por México. La inflación, ese impuesto silencioso que castiga a la mayoría, inició una ruta descendente paulatina, devolviendo certidumbre a familias y empresas. Y todo ello a pesar de la presión de Donald Trump, quien desde la Casa Blanca volvió a blandir el garrote de los aranceles. Se esperaba un desplome exportador; la realidad fue otra: las ventas al exterior crecieron, y sectores antes rezagados encontraron oxígeno en la reconfiguración de cadenas productivas.
Seguridad: avances en terreno minado
Si la economía era el reto de los números, la seguridad era el desafío de la percepción. México arrastraba años de dolorosas estadísticas en homicidios dolosos y violencia criminal. El primer año de Sheinbaum muestra, sin embargo, un giro alentador. No se trata de un milagro ni de un parteaguas definitivo, pero sí de resultados medibles: cientos, quizá miles de capos y operadores del crimen organizado han sido capturados, y la tendencia de asesinatos dolosos registra descensos significativos.
El terreno sigue siendo minado: las resistencias locales, la colusión de autoridades y la complejidad de estructuras criminales no se desactivan de la noche a la mañana. Pero lo cierto es que el primer tramo del sexenio arroja un saldo positivo que, de sostenerse, podría marcar un antes y un después en la narrativa de violencia que tanto ha lacerado al país.
Legitimidad reforzada
Los números duros no se entienden sin el respaldo político. La aceptación ciudadana de la presidenta no solo se ha mantenido en niveles altos, sino que ha mostrado un incremento sostenido en las encuestas. En un país donde la luna de miel entre gobiernos y gobernados suele diluirse con rapidez, el caso Sheinbaum destaca.
Más allá de la popularidad interna, la mandataria ha recibido reconocimientos internacionales que subrayan su papel como líder de una de las economías emergentes más dinámicas. Foros multilaterales, organismos financieros y gobiernos aliados han expresado elogios a la estabilidad mexicana, en contraste con los nubarrones que cubren a buena parte del mundo.
Gobernabilidad y control político
En el ajedrez político, la presidenta enfrentó brotes de inconformidad y rebeliones internas. Gobernadores revoltosos, legisladores ansiosos de protagonismo y partidos opositores ávidos de capitalizar errores hicieron ruido durante el año. El saldo: Sheinbaum mantuvo el control. Las tensiones no escalaron al grado de fractura y el oficialismo retuvo cohesión en los temas clave de la agenda nacional.
Este manejo político le ha permitido navegar con relativa calma hacia un segundo año que será crucial, no solo por las elecciones intermedias de 2027 que ya se avizoran en el horizonte, sino por la necesidad de consolidar reformas estructurales en materia fiscal, energética y de seguridad social.
Hace un año…
Hace un año, México estrenaba presidenta en un clima de incertidumbre. Hoy, el país se mira al espejo con menos dudas y más certezas. Queda un largo camino por recorrer, pero si la tendencia se sostiene, la historia recordará este primer año como el cimiento de un sexenio que desmintió a sus críticos y desafió al destino.
Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima