Columna Archivo Confidencial
Armando Vásquez Alegría
La división morenista ya es visible
Martes 30 de septiembre de 2025
EL INE REGISTRA 71 mil 541 secciones electorales, el número de Comités Seccionales en Defensa de la Transformación que Morena planea formar. Hasta el domingo pasado, Luisa María Alcalde reportó 31 mil comités creados desde el 17 de agosto. Faltan 40 mil 541, con 17 domingos para la meta del 25 de enero de 2026.
Cada domingo, Morena organiza entre seis mil y seis mil 500 asambleas simultáneas en el país según sus cifras. Participan desde 20 a 200 militantes o un poco más, quienes eligen diez directivos por comité. Esto implica contar con más de 715 mil personas activas nivel nacional. El esfuerzo busca consolidar a Morena como fuerza dominante fortaleciendo la movilización electoral con miras al 2027 y más allá, promoviendo la narrativa de la 4T, resaltando programas sociales y el combate a la corrupción.
También neutralizar a la oposición (PAN, PRI, MC), asegurando presencia en cada sección electoral, consolidar su estructura organizativa, controlar el poder para seleccionar candidatos, así como mantener la lealtad de la base y contrarrestar acusaciones de prácticas antidemocráticas.
Pero Sheinbaum persigue un objetivo oculto: busca apoderarse de su estructura, imponer aspirantes leales a su visión técnica y de una vez blindarse contra la revocación de mandato en octubre-diciembre de 2027, que requiere 2.8 millones de firmas y 40% de participación.
Pero la inseguridad complica este plan. En Tabasco, los homicidios crecieron 243% de 2023 a 2024. El caso de Hernán Bermúdez Requena, ligado a “La Barredora”, salpica a Morena. Esto amplifica el descontento y debilita la imagen del partido sumado a asambleas en Tabasco y Puebla que han derivado en enfrentamientos como ocurrió este domingo cuando militantes intercambiaron gritos y empujones, quemaron boletas y acusaron fraude.
Estas pugnas reflejan una sorda lucha entre cinco corrientes ya visibles que fracturan a Morena, advertencia que Ricardo Monreal hizo en 2024 al avizorar una división interna un tanto difuminada. La contienda presidencial de 2023, con pugnas entre Ebrard y Sheinbaum, en modo corcholata, mostró fracturas similares. Hoy, la conformación de los comités amplifica estas tensiones, anticipando un proceso conflictivo para elegir candidatos.
Veamos estas corrientes.
Tenemos a los “Obradoristas”, quienes son militantes fieles a Amlo, defensores de los programas sociales, ellos rechazan a las élites tradicionales, manejan un discurso anti neoliberal y tienden a ser más ideológicos que pragmáticos. Se resisten a cualquier desviación de los principios de la 4T (incluyendo el segundo piso) y la relación de Sheinbaum con los empresarios.
Entre sus figuras destacan Andy, líderes sindicales o de movimientos sociales, algunos gobernadores y legisladores, quienes son influyentes en la base militante y narrativa del partido, pero su postura rígida está generando conflictos con otras facciones como ocurrió recientemente al abuchear a Luisa María Alcalde por ser pro Sheinbaum.
Por su parte, los “Claudistas” representan una corriente que busca consolidar el liderazgo de Sheinbaum adaptando la 4T a su estilo de gobernanza que combina continuidad con un enfoque más técnico, moderado, menos confrontativo que el de Amlo, enfatizando la gestión técnica y la estabilidad política.
Los claudistas son criticados por ser los operadores de la conformación de los comités seccionales y aprovecharse de ellos de tal forma que enfrentan acusaciones de fraude en Puebla donde, según denuncias, manipularon urnas en Zacatlán y están generando sensibles tensiones en las asambleas.
Están a su vez los “Puros” que son una facción que se autoproclama como la más fiel a los principios fundacionales de Morena, enfatizando la pureza ideológica y rechazando las alianzas con otros partidos (PT y Verde) y militantes (sobre todo del PRI), que consideran oportunistas. Defienden una visión de izquierda radical basada en los orígenes del partido como un movimiento social contra el neoliberalismo.
Suelen ser críticos tanto de los obradoristas (por su lealtad personalista a Amlo) como de los claudistas (por su enfoque más pragmático). Suelen ser militantes de base, académicos o activistas históricos que participaron en los inicios de Morena como movimiento (2011-2014). Su influencia es limitada, pero son vocales en redes sociales.
Eso sí, cuentan con menos poder en la cúpula, pero son protagónicos especialmente en asambleas como las que conforman estos comités donde han denunciado prácticas como el acarreo o la compra de votos, como se reportó en Tabasco. En Morelos, los puros criticaron alianzas con ex panistas. Ellos exigen procesos transparentes y su rechazo a candidatos “arribistas” podría complicar la selección en 2027, fortaleciendo a la oposición si no hay consenso.
Los “Fundadores” son veteranos desde 2014. Se les diferencia de los puros ya que algunos han evolucionado con pensamiento propio dentro del movimiento, pero comparten un sentido de legitimidad histórica que en todo momento reclaman a menudo recordando los sacrificios en los años de oposición.
Pueden alinearse con los obradoristas en su lealtad a Amlo, pero también criticar a la dirigencia actual si perciben que se aleja de los ideales originales. En el contexto de los comités los fundadores exigen procesos democráticos y transparentes. Bertha Luján y miembros del Consejo Nacional son referentes.
En Tabasco, exigieron elecciones limpias. En Veracruz, fueron fundadores quienes apoyaron a Rocío Nahle en 2024. Su influencia ha disminuido frente a los claudistas al perder protagonismo y establecerse con un peso simbólico que les coloca con una influencia limitada en la toma de decisiones lo que genera resentimientos que se manifiestan en conflictos como en las asambleas de Puebla.
Y por último tenemos a los “Radicales” que piden cambios extremos como expropiaciones y transformaciones profundas y agresivas como acabar con la propiedad privada. En Guerrero, apoyaron protestas por reformas judiciales extremistas. En 2023, respaldaron a Marcelo Ebrard en la contienda presidencial. Su rechazo a candidatos pragmáticos podría generar boicots en 2027, debilitando a Morena frente a una oposición fortalecida.
A Sheinbaum la consideran insuficientemente transformadora, especialmente en temas como la seguridad. Son quienes defienden una agenda más agresiva contra las élites económicas y políticas. Esto podría alimentar campañas de revocación de mandato contra Sheinbaum si no unifica a la base. Su postura confrontacional moviliza a la base, pero son quienes están menos representados en el liderazgo nacional.
Así, estas facciones compiten por imponer a sus aliados. Sin reconciliación, estas divisiones podrían fracturar a Morena, como ocurrió con el PRD en el pasado. La lucha es por el control y sin reconciliación, las pugnas por los candidatos podrían romper la armonía de Morena dejando a la 4T vulnerable ante una oposición al acecho. La división morenista ya empezó. La pregunta clave es: ¿qué tanto avanzará?
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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