¿Desconocía el secretario de Marina lo que hacían sus sobrinos?

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Columna De Primera Mano

Francisco Javier Ruiz Quirrín

¿Desconocía el secretario de Marina lo que hacían sus sobrinos?

Martes 9 de septiembre de 2025

FUE EN EL año 2019 cuando el entonces titular del Ejecutivo Federal, López Obrador, aseguró que no había acto de corrupción en el gobierno que no fuera del conocimiento del presidente de la república.

El dato se pone sobre la mesa al aparecer el escándalo en que se ha envuelto al secretario de la Marina en la administración de AMLO, general Rafael Ojeda, cuyos sobrinos guaymenses –vicealmirantes Manuel Roberto y Fernando Farías Lagunas- han sido señalados como los artífices del llamado “huachicol fiscal”, descubierto luego del aseguramiento de un barco con diez millones de litros de combustible, que había ingresado al país sin pagar impuestos.

De relevancia, la defensa para el general Ojeda que han mostrado tanto el secretario de seguridad pública, Omar García Harfuch, como el titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero.

Al trascender que a fines del año 2024 se había interpuesto una denuncia que se había hecho llegar al general secretario de la Marina, señalando a sus sobrinos como los principales “huachicoleros fiscales”, Gertz Manero, en conferencia de prensa el domingo, se adelantó a informar que desde hace un par de años, Ojeda había informado a la Fiscalía que “había problemas en la Marina”, lo que se utilizó dentro de una investigación que se llevaba a cabo sobre los hechos.

“El entonces secretario de la Marina habría sugerido la investigación, sin hacer mención de persona alguna”, expresó Gertz, con lo que se entiende que en ningún momento hizo referencia a sus sobrinos.

Lo anterior pone en el principal foco de atención no solo al general secretario de Marina en el sexenio de López Obrador, sino también a éste último.

Primero porque los actos de corrupción cometidos por oficiales de las fuerzas armadas de México, como nunca antes en la historia del país, se dieron durante el gobierno de una “cuarta transformación” que repetía constantemente que la corrupción en el gobierno y el “huachicol”, habían desaparecido.

Y, en segundo lugar, si el presidente López Obrador estaba convencido de que cualquier “transa” de altos funcionarios de su gobierno, era del conocimiento presidencial, quiere decir que él estaba consciente de la corrupción de altos mandos de la Marina a través del “huachicol fiscal”.

Finalmente, difícil creer que el señor secretario desconociera las actividades ilícitas de sus sobrinos.

Esto es algo parecido al caso del senador y exgobernador de Tabasco, Adán Augusto López, quien ha asegurado desconocer que su secretario de seguridad en la administración estatal que presidió, era el jefe de una banda delincuencial ligada al Cartel Jalisco Nueva Generación, conocida como “La Barredora”.

Hay quien asegura que las detenciones del gobierno federal contra estos militares delincuentes son consecuencia de la visita a México del secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio. Difícil de creer la versión, porque ha quedado constancia de que los hechos y la investigación de la Fiscalía se ha desarrollado con meses de antelación.

No solo eso. En octubre y noviembre del 2024 asesinaron a oficiales de la Marina que se habían atrevido a denunciar los actos de corrupción descritos.

Lo que es seguro es que la presidenta de la república, Claudia Sheinbaum, ha podido constatar estos hechos y seguramente ha instruido que se actúe hasta las últimas consecuencias, “caiga, quien caiga”.

SOBRE el alcance de la investigación, se habla de la persecución de alrededor de 200 personas, entre militares, servidores públicos y empresarios… En las menciones ha aparecido el nombre de Sonora… Hay versiones y rumores… Apenas hizo bien el delegado de la Fiscalía General de la República en el Estado, en dar la cara y aclarar que la información aparecida sobre su detención, era falsa… Así, en medio de este mundo de la infodemia, los aludidos deben aclarar las cosas de inmediato y no dejarlas pasar, porque eso significaría correr el riesgo de quedar en la memoria colectiva, con la peor de las imágenes.

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