La importancia de capturar criminales…

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Columna Archivo Confidencial

Armando Vásquez Alegría

La importancia de capturar criminales…

Lunes 1 de septiembre de 2025

SOPHIA HUETT LÓPEZ es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad La Salle Bajío (mención honorífica) y maestra en Gestión Pública Aplicada por el Tecnológico de Monterrey. Inició su carrera en 2006 como Directora de Logística y Subdirectora de Medios Estatales en la Presidencia de la República (2006-2009). También fue Directora de Información en la Secretaría de Seguridad Pública federal (2008-2009), destacándose en comunicación social y estrategias de seguridad pública.

De 2009 a 2013, ocupó el cargo de Directora de Análisis y Proyectos en la Dirección General de Televisión Educativa de la SEP. En la Policía Federal, desempeñó roles como Inspectora General y asesora del Comisionado General. En 2018, recibió la Condecoración al Mérito Social por su labor en la Policía Federal. Fue Secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública de Guanajuato (2020-2024), impulsando la profesionalización policial y la transparencia.

Fue entrevistada en el programa Esquina Balderas de La Saga y sus análisis fueron muy interesantes. De la hora del programa, https://n9.cl/aj8s9  lo siguiente me pareció aleccionador:

Ella misma se pregunta como analista en seguridad si la detención de criminales de alta gama impacta en el análisis estadístico y responde que conforme a su experiencia y análisis, los efectos son significativos.

Recordó, entre otras, la detención de figuras como Servando Gómez, “La Tuta”, tras el brutal asesinato de doce elementos de la Policía Federal en la autopista de Morelia, Michoacán, cuya detención debilitó estructuras criminales, reduciendo su capacidad de operar.

Sin decirlo, pero se entiende, explicó que la falta de detenciones en administraciones pasadas (por aquello de los abrazos, no balazos) permitió a los delincuentes expandir sus límites, diversificando sus actividades ilícitas en sectores como hidrocarburos, madera o incluso call centers, transformando lo legal en ilegal.

“Siempre he sostenido que un delincuente tiene dos tareas: esconderse de la  autoridad y buscar mayores ganancias criminales. Cuando la presión de las fuerzas del orden los obliga a ocultarse, su capacidad para planear nuevos negocios ilícitos se reduce. Pero un delincuente sin persecución es un delincuente ocioso, con tiempo y recursos para corromper autoridades y diversificar sus operaciones. Imagínense a un criminal preguntándose: ¿Y ahora qué hago con tanto tiempo y dinero?”.

Explicó que casos como los ocurridos en Ciudad Juárez, Acapulco o La Laguna demuestran que las detenciones estratégicas pueden desmantelar redes criminales. En Zacatecas, la captura de un líder disfrazado de dueño de un autolavado redujo drásticamente los homicidios, mostrando el impacto inmediato de estas acciones.

Muy interesante resultó la explicación del caso de La Laguna, en Coahuila, catalogado como un modelo de éxito. En 2010, la región estaba sumida en una guerra brutal entre los cárteles de Sinaloa y Los Zetas. Ciudades como Torreón y Gómez Palacio eran zonas de conflicto, con tiroteos nocturnos que paralizaban la vida cotidiana. Sin embargo, la acción coordinada de los tres niveles de gobierno –federal, estatal y municipal– desarticuló estas organizaciones, no solo atacando a los líderes, sino también a los mandos medios y operativos.

La clave fue la continuidad: la Policía Federal se retiró, pero las autoridades locales, respaldadas por una fiscalía sólida, mantuvieron el control. Hoy, Torreón presume una vibrante vida nocturna, con familias disfrutando de taquitos o partidos de béisbol a las diez de la noche, algo impensable hace quince años.

¿Por qué La Laguna es un caso excepcional? Porque superó lo que consideró Huett López el mayor obstáculo para la seguridad en México: la falta de coordinación y los egos políticos. “La política daña mucho el combate a la inseguridad”, refuerza. En otros estados, como Michoacán o Guerrero, las detenciones reducían temporalmente la criminalidad, pero la colusión de autoridades locales deshacía los avances.

En La Laguna, en cambio, la sociedad se apropió de los resultados. Iglesias, empresarios y colectivos de izquierda y derecha priorizaron la seguridad sobre diferencias ideológicas, defendiendo los logros a través del tiempo. Esta unidad es lo que falta en lugares como Ciudad Juárez o Tijuana, donde la inseguridad oscila con picos impredecibles.

En la entrevista le preguntan a Huett López sobre los momentos de mayor triunfo y rápido le dijo que hubo festejo en la PF cuando elementos del área de Seguridad Regional –los que transitan en carretera–, atraparon al Chapo. Ella entrevistó al aprehensor quien le dijo que fue una sorpresa pues en ese operativo las comunicaciones entre las diferentes corporaciones son prácticamente secretas.

Recibió un reporte de robo de un carro rojo, lo vieron pasar y lo detuvieron. Abrió la puerta y fue un shock y el chapo habló de un arreglo, de millones, que lo condujera a cierto lugar, pero el policía federal siguió y también la presión: “¿a dónde me lleva si tengo todo arreglado, para qué me llevas?”.

La explicación del por qué hizo lo correcto fue la siguiente:

Entendió primero que lo iban a matar porque los criminales no tienen palabra, lo llevara a donde fuera lo iban a matar y en el mejor de los casos, al tiempo, –enfatizó-, “me iba a ver como él, sucio, maloliente y mugroso y yo no me podía ver así frente a mi familia”.

Después se le cuestionó sobre la desaparición de la Policía Federal y su paso a ser Guardia Nacional que generó un debate intenso. Se le pregunto si había corrupción institucionalizada que justificara su disolución y respondió que no.

“Los casos de corrupción eran aislados, de índole personal, y los mandos actuaban con rapidez para sancionarlos. La Policía Federal tenía mecanismos internos para detectar y castigar irregularidades, y vi cómo los propios elementos denunciaban a los corruptos. La idea de que la institución era inherentemente corrupta no se sostiene; el verdadero reto es combatir la corrupción humana en cualquier ámbito, sin destruir instituciones que funcionan”.

Casi al final habló del problema de ser mujer en organizaciones masculinizadas donde el uso de la fuerza se asocia a rasgos machistas. A ella le obstruían subir de puesto en áreas diferentes a la comunicación. “Aunque nunca sufrí acoso sexual o laboral, reconozco que otras mujeres sí lo vivieron”.

Una vez que subes de posición de mando, una vez que llegas –recordó–, te observan para ver que tan tonta eres y cuando demuestras que no lo eres, te asocian a la figura de alguien, que hay una relación sentimental por lo que te protegen y pusieron ahí, que eres la esposa, pareja o amante de alguien y cuando ya demuestras lo contrario tienes que trabajar el doble o el triple y a veces no llegas a otra posición de mando, queda claro que para las mujeres el que se cansa pierde. Es violencia de género encubierta.

“Al entrar en la seguridad las mujeres somos las que cambiamos, en mi caso retardé mi maternidad, mi vida personal esta en un nivel que no causa mucha envidia, soy una convencida de que cuando seamos muchas mujeres las que entremos al ámbito de la seguridad, la seguridad es la que va a cambiar”, puntualizó.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en  Organizaciones…   

 Correo electrónico: archivoconfidencial@hotmail.com

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