Columna Archivo Confidencial
Armando Vásquez Alegría
Va Trump por Latam
Martes 19 de agosto de 2025
BOLIVIA ESPERA LA CONFIRMACIÓN de los resultados oficiales de las elecciones presidenciales del pasado domingo, tras dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS). Los comicios reflejan un giro político significativo, con los candidatos Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano, PDC, centro) y Jorge “Tuto” Quiroga (Alianza Libre, derecha) avanzando a una segunda vuelta programada para el próximo 19 de octubre al no alcanzar ningún candidato el 50% o el 40% con una ventaja de 10 puntos requeridos para ganar en primera vuelta.
Según el conteo preliminar del Tribunal Supremo Electoral, con el 95.41% de las actas procesadas, los resultados colocan a Paz Pereira con 32.14%: 1,625,882 votos, con una propuesta de descentralización y lucha contra la corrupción y a Quiroga (26.81% : 1,356,370 votos), abogando por un ajuste económico radical, privatizaciones y apertura a la inversión extranjera.
Un total de 6,295,721 votos fueron emitidos de 7,567,207 ciudadanos habilitados en Bolivia, lo que representa una participación del 83.2%. Además, 369,931 bolivianos estaban habilitados para votar en el exterior, aunque su participación es voluntaria y no se detalla en los resultados preliminares.
Destaca un 19.3% de votos nulos (1.2 millones) y un 2.43% de votos en blanco, sumando un 21.7% de votos no válidos, impulsados en parte por el llamado de Evo Morales a votar nulo tras su inhabilitación como candidato.
La crisis económica de Bolivia con una inflación del 25% (la más alta desde 2008), escasez de dólares, combustible y alimentos, y la división interna del MAS entre Evo Morales y el aún presidente Luis Arce, explican el declive de la izquierda y el ascenso de opciones de centro y derecha.
Paz Pereira, con un enfoque moderado, atrajo a exvotantes del MAS, mientras que Quiroga propone un modelo liberal inspirado en el de Javier Milei en Argentina.
El giro político en Bolivia se alinea con una tendencia regional hacia gobiernos de centro-derecha o derecha en América Latina. Países como Argentina (Javier Milei, elecciones presidenciales en octubre de 2027), Ecuador (Daniel Noboa, cambio en febrero 2027), El Salvador (Nayib Bukele, también con elecciones el 28 de febrero de 2027) y Paraguay (Santiago Peña, elecciones en abril de 2028) han consolidado gobiernos promercado.
En Perú, tras la destitución del izquierdista Pedro Castillo en 2022 y el ascenso de Dina Boluarte (centro-derecha), las elecciones están previstas para abril de 2026, en un contexto de inestabilidad política.
Por otro lado, países con gobiernos de izquierda enfrentan desafíos. Chile y Honduras celebrarán elecciones presidenciales en noviembre de 2025, con encuestas sugiriendo un posible retorno de la derecha (por ejemplo, Evelyn Matthei en Chile). Colombia (Gustavo Petro), Brasil (Lula da Silva) y Nicaragua (Daniel Ortega) tendrán elecciones en mayo, octubre y noviembre de 2026, respectivamente.
Venezuela (Nicolás Maduro) lo hará en julio de 2028, aunque las elecciones no son competitivas, al igual que en Cuba, donde el presidente es designado por la Asamblea Nacional en 2028. Uruguay (Yamandú Orsi) y México (Claudia Sheinbaum) tendrán comicios en octubre de 2029 y junio de 2030, respectivamente, con la izquierda aún sólida en estos países.
El resultado de la segunda vuelta en Bolivia determinará si el país adopta un enfoque moderado con Paz Pereira o un cambio más radical con Quiroga, en un contexto de alta polarización y riesgo de protestas, especialmente entre sectores indígenas y seguidores del MAS. Este proceso refleja el creciente rechazo a gobiernos de izquierda desgastados por crisis económicas y divisiones internas, una dinámica que podría influir en las elecciones venideras en la región.
A su vez Trump y su posición sobre América Latina, colocó a Rusia y China como trasgresores de su dominio. No será raro observar que sus políticas de presión –aranceles, migración y narco terrorismo–, incidan en aquellos países de izquierda y en contraparte refuerce a los de derecha. Simple lógica que ya se ha visto con la recompensa de 50 mdd que ofrece por la aprehensión de Nicolás Maduro.
El presidente de EU dejará su mandato el 20 de enero del 2029, razón por la cual se podrá observar su injerencia en aquellos países que hasta ese lapso cuenten con elecciones presidenciales –salvo Uruguay y México, aunque ya entrado en perspectivas bien pudiera incidir–, y en este tenor en el caso de Bolivia y su cansada población que votó contra la izquierda, pudiera tomarse como un pivote para manejar una campaña a gran escala de lo que llama el “fracaso socialista”.
Son visibles sus críticas a gobiernos de izquierda, asociándolos con crisis económicas y autoritarismo, como en Venezuela, Cuba, Nicaragua y el apoyo a líderes de derecha como Milei y Bukele con quienes abrió una ventana que busca compartir con aquellos países sometidos y con quienes buscará un acercamiento sobre todo de índole comercial que se verá en el corto plazo como ocurrirá con Bolivia donde desdeñaron al MAS.
Es muy difícil pensar que la visión de Trump está alejada de estos giros cambiantes de los gobiernos de Latam, razón por la cual vienen, insistimos, una nueva modalidad de gobiernos que modificará el mapa político del continente americano en los siguientes tres años y sí, Estados Unidos como país será el que aproveche esa coyuntura en todos los órdenes, como siempre.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Esperganizada en Organizaciones…
Correo electrónico: archivoconfidencial@hotmail.com
Twitter: @Archivoconfiden