Columna Olor A Dinero
Feliciano J. Espriella
Heredar sin pleitos y gobernar sin improvisar
Jueves 12 de junio de 2025
Tres propuestas legislativas buscan ordenar la sucesión de bienes, profesionalizar los municipios y activar a los adultos mayores. Y también eficientar la operación de los ayuntamientos.
Busca Norberto Barraza simplificar la herencia de propiedades.
El pasado lunes 9 de mayo, el diputado Norberto Barraza Almazán participó en la reunión semanal del grupo de periodistas Mesa Kiosco Mayor, donde compartió detalles sobre su labor legislativa en la LXIV Legislatura del Congreso del Estado de Sonora.
En el ejercicio de su encargo como legislador, destacan tres iniciativas relevantes:
1. Simplificar el proceso de herencia de propiedades.
2. Crear una figura encargada de la operación administrativa de los ayuntamientos (similar al “City Manager” de ciudades estadounidenses).
3. Establecer como obligatoria la implementación de programas de actividad física para adultos mayores.
La primera propuesta apunta a resolver un problema grave y frecuente: la sucesión intestada. En Sonora, la gran mayoría de las personas fallecen sin testamento, lo que deriva en conflictos familiares, propiedades abandonadas y litigios interminables. La iniciativa permitiría que los ciudadanos designen herederos directamente al firmar las escrituras de sus casas, sin necesidad de elaborar un testamento adicional ni incurrir en costos extras.
Según el propio Barraza, el 92% de la población carece de testamento. Esta realidad no solo complica la tenencia de la propiedad, sino que también sobrecarga a los tribunales y mina la tranquilidad de las familias. Con esta propuesta, se espera reducir litigios, agilizar la regularización de viviendas y dar certeza jurídica a miles de hogares.
Coadyuvaría también a disminuir el problema de las casas intestadas y abandonadas, un fenómeno común en ciudades como Hermosillo, donde muchas propiedades quedan en el limbo legal durante años. Esta situación no solo genera problemas familiares, sino que afecta el desarrollo urbano, impide la inversión y fomenta la inseguridad en zonas deterioradas. Resolver este cuello de botella jurídico no es solo un asunto de orden patrimonial, sino de interés público.
La segunda iniciativa, a juicio personal, resulta especialmente interesante. Propone profesionalizar la administración municipal mediante la creación de una figura conocida como Administrador Municipal o Gerente de Ciudad. En México, ciudades como Tijuana y Texcoco ya han ensayado versiones de este modelo con resultados positivos: mejor recolección de basura, programas de repavimentación y mejoras en seguridad pública.
El City Manager es un funcionario profesional, no electo, cuya responsabilidad es gestionar de manera eficiente y técnica las operaciones diarias del municipio. Su perfil es especializado, con formación en administración pública y una visión de largo plazo. Su función no es hacer política, sino hacer que las cosas funcionen. Esto permite continuidad en los proyectos más allá de los vaivenes electorales, profesionaliza la gestión local y garantiza transparencia en la ejecución presupuestal.
El modelo “consejo-gerente” ha probado su eficacia durante más de un siglo en Estados Unidos. Separar la administración de lo político no solo eleva la calidad de los servicios públicos, sino que también blinda a los municipios contra la improvisación y el clientelismo. ¿Por qué no intentarlo en más municipios mexicanos? En un país tan afectado por la corrupción y la ineficiencia, incorporar figuras técnicas que respondan a resultados y no a compromisos partidistas podría marcar una diferencia sustantiva.
Por supuesto, esta figura también deberá contar con controles y rendición de cuentas claros, para evitar que se convierta en un poder paralelo o en un tecnócrata sin freno. La profesionalización no debe ser sinónimo de impunidad, sino de eficacia sujeta a supervisión.
Es una propuesta sensata y con mucho potencial. Pero no adelantemos vísperas: aún está en comisiones. Habremos de ver si logra abrirse paso entre la inercia burocrática y los intereses políticos que siempre ven con recelo cualquier intento de profesionalización.
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.
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