Bomberos combaten las llamas causadas por los ataques rusos en la ciudad ucrania de Lutsk, el 9 de julio de 2025. Foto
Tomado de La Jornada
Juan Pablo Duch, corresponsal
Miércoles 9 de julio de 2025
Moscú. Rusia consiguió un nuevo récord al disparar, la madrugada de este miércoles, 728 drones y 16 misiles balísticos y de crucero contra diferentes regiones de Ucrania, el mayor ataque aéreo en un mismo día desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, superando la anterior marca de 533 drones y 11 misiles balísticos registrada el viernes anterior.
Coincidencia o no, el golpe se asestó poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras afirmar que su homólogo ruso, Vladimir Putin, “dice muchas pendejadas (pronunció bullshit, en inglés, literalmente mierda), es muy amable pero no tiene ningún sentido (lo que dice)”, anunció estar listo para reanudar el envío de armamento a Ucrania, al tiempo que sopesa aplicar severas sanciones contra los países que compren petróleo, gas y otras materias primas rusas.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, restó importancia a los insultos de Trump contra su jefe y dijo que se debieron al “peculiar estilo” de hablar del republicano y que Moscú confía en seguir “nuestro diálogo” con Washington.
Peskov no quiso comentar la amenaza de Trump de “bombardear esa mierda de Moscú”, que sacó a la luz pública en un audio la cadena estadounidense CNN, supuestamente dicho por el republicano a sus inversores en plana campaña electoral.
Esta vez la ciudad ucrania más afectada fue Lutsk, capital de la región de Volinia, fronteriza con Polonia, en el noroeste del vecino país eslavo. Según su alcalde, Igor Polischuk, los rusos lanzaron contra Lutsk 55 drones y 5 misiles, dos de ellos hipersónicos de emplazamiento marítimo Kinzhal (Puñal). “Por fortuna, no tenemos información sobre ningún muerto”, agregó.
El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, denunció el masivo ataque nocturno, calificándolo de “demostrativo” por producirse “justo cuando se han hecho tantos esfuerzos por lograr la paz, por establecer un alto el fuego, que Rusia –sin embargo– es la única que rechaza todo”.
El bombardeo ruso también causó daños a los largo y ancho de Ucrania: en Dnipro (este), Zhitomir (oeste), Kiev y Kirovogrado (centro), Mikolayiov (sur), Sumy (noreste), Járkov (este), Jmelnitsky (oeste), Cherkasi (centro) y Cherniguiv (norte).
El ministerio de Defensa de Rusia confirmó los bombardeos y aseveró que “el ataque con éxito se centró en infraestructuras de aeródromos militares” de Ucrania.
Las autoridades ucranias, alegando que aún no concluye el recuento de daños, hablan de edificios y empresas afectadas por impactos directos o fragmentos de artefactos derribados, pero no han ofrecido datos del presumible saldo de víctimas mortales y heridos, aunque se espera que sea mucho menor que en las semanas previas por dos razones: Rusia envía no sólo drones con carga explosiva, sino cada vez más también un número indefinido de simuladores cuya única función es desgastar a la defensa antiaérea de Ucrania; y la segunda, que la fuerza aérea ucrania ha mejorado sus métodos para neutralizar ese tipo de ataques, usando más unidades móviles de proyectiles tierra-aire y drones propios para interceptar los de los rusos.
Tanto Rusia como Ucrania están inmersos en una suerte de carrera para dilucidar quién fabrica más drones, que se convirtieron ya en signo diferencial de esta guerra. No hay datos verificables de ninguna de las partes, pero llama la atención que el comandante de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados de Ucrania (rama encargada de la guerra de drones), Robert Brovdi, advirtió , el 4 de julio, que está cerca el día en que el ejército ruso pueda lanzar un ataque con mil drones.
Mientras, de acuerdo con el reporte diario de la fuerza aérea de Ucrania, sus misiles, recursos de guerra electrónica, grupos móviles de proyectiles tierra-aire y aparatos aéreos no tripulados lograron neutralizar esta madrugada 718 artefactos de ataque enemigos, de los cuales se derribaron 303, 296 drones y siete misiles de crucero Iskander.
A diferencia de su contraparte ucrania, que acentúa el total de artefactos disparados en su contra, el mando militar ruso lleva un tiempo dando a conocer sólo la cantidad de drones enemigos que derriba cada noche y no reporta ningún daño ocasionado por esas incursiones.
Así esta madrugada, la defensa antiaérea rusa derribó 86 aparatos aéreos no tripulados, seis de los cuales se dirigían a Moscú, de acuerdo con el alcalde de la capital rusa, Serguei Sobianin, y otros funcionarios.
Una de las consecuencias de este tipo de ataques es el caos que afecta a los aeropuertos de Moscú y San Petersburgo, sobre todo, que se ven obligados a cancelar o retrasar muchos vuelos cada día, generando aglomeraciones de pasajeros y pérdidas millonarias a las compañías aéreas.
A veces los voceros oficiales rusos, por el contrario, se centran en un solo caso. A modo de ejemplo, la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajarova, exhortó este miércoles “a todas las personas de buena voluntad” en el mundo a condenar “el acto terrorista del régimen de Kiev” que ayer, en palabras del gobernador de Kursk, Aleksandr Jinshtein, “bombardeó deliberadamente una playa (de un lago o río, no lo precisó) de esa región colindante con Ucrania, “hiriendo a un niño de cinco años que cubrió con su cuerpo a su madre”. El menor falleció este miércoles cuando era trasladado en avión a un hospital de Moscú.